DERMATITIS ATÓPICA.
¡Hola chic@s!
Esta semana os traigo una entrada muy importante para mi, desde pequeña tengo dermatitis atópica en todo el cuerpo y voy a informaros un poco sobre esta enfermedad de piel.
La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel que se caracteriza por la sequedad de esta, lo que conlleva a su escamación e irritación y provoca síntomas como el picor. Se trata de una forma constitucional de cutis seco con poca agua y grasa, por lo que se descama e irrita con mucha facilidad.
Los expertos coinciden en afirmar que la principal causa de esta enfermedad de la piel es la predisposición genética. Pero existen ciertos factores ambientales, alérgicos y alimenticios, e incluso algunas prendas de ropa, que los desencadenan y lo agravan. Se trata de una enfermedad que afecta a casi un 20 por ciento de los niños y que se prolonga hasta la edad adulta. Dicha enfermedad va en aumento debido a los hábitos de vida y a agentes relacionados con la contaminación, la falta de sueño y el estrés, que provocan su aparición.
La dermatitis atópica afecta a bebés y niños y, en menor medida, a los adultos. En los niños suele aparecer en la cara y en zonas de flexión como los codos, las rodillas, la cara interna de la muñeca o en el cuero cabelludo, así como en piernas y glúteos. En el caso de los más pequeños aparece una piel seca y descamada, que se desprende con facilidad. En el adulto se ven estas irritaciones en cara y cuerpo. Aun así, sea adulto o niño, estas alteraciones se acompañan de un picor más o menos intenso y de posibles lesiones de rascado.
La piel atópica es un trastorno que no se puede prevenir, dado que se produce por genética. Por lo que lo único que se puede hacer es controlarla y combatir los factores que lo agravan. Recomiendan darse duchas con agua templada de una duración máxima de diez minutos, en la que se empleen aceites de baño. El jabón debería limitarse solo a las zonas de los genitales, las axilas y los pies. Tras esto, resulta beneficioso aplicar cremas emolientes y secarse el agua sin frotar.
En caso de que el paciente, siga presentando brotes y afecciones, entonces deberá comenzar un tratamiento dermatológico. Éste consistirá en el uso de “corticoides suaves tópicos y locales que aliviarán el dolor e inflamación de manera rápida y, además, reestablecer una correcta hidratación de la piel combinando los corticoides con el uso de cremas emolientes o hidratantes varias veces al día”.
A la hora de detectarla, solo hace falta observar si el niño se rasca la piel y si ésta aparece enrojecida e irritada. Pero sí que puede resultar complicado distinguirla de una alergia a ojos de una persona no experta. Ante esto, se debe realizar un diagnóstico diferencial de la dermatitis atópica. En ningún caso debe automedicarse.
Esta semana os traigo una entrada muy importante para mi, desde pequeña tengo dermatitis atópica en todo el cuerpo y voy a informaros un poco sobre esta enfermedad de piel.
La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel que se caracteriza por la sequedad de esta, lo que conlleva a su escamación e irritación y provoca síntomas como el picor. Se trata de una forma constitucional de cutis seco con poca agua y grasa, por lo que se descama e irrita con mucha facilidad.
Los expertos coinciden en afirmar que la principal causa de esta enfermedad de la piel es la predisposición genética. Pero existen ciertos factores ambientales, alérgicos y alimenticios, e incluso algunas prendas de ropa, que los desencadenan y lo agravan. Se trata de una enfermedad que afecta a casi un 20 por ciento de los niños y que se prolonga hasta la edad adulta. Dicha enfermedad va en aumento debido a los hábitos de vida y a agentes relacionados con la contaminación, la falta de sueño y el estrés, que provocan su aparición.
La dermatitis atópica afecta a bebés y niños y, en menor medida, a los adultos. En los niños suele aparecer en la cara y en zonas de flexión como los codos, las rodillas, la cara interna de la muñeca o en el cuero cabelludo, así como en piernas y glúteos. En el caso de los más pequeños aparece una piel seca y descamada, que se desprende con facilidad. En el adulto se ven estas irritaciones en cara y cuerpo. Aun así, sea adulto o niño, estas alteraciones se acompañan de un picor más o menos intenso y de posibles lesiones de rascado.
La piel atópica es un trastorno que no se puede prevenir, dado que se produce por genética. Por lo que lo único que se puede hacer es controlarla y combatir los factores que lo agravan. Recomiendan darse duchas con agua templada de una duración máxima de diez minutos, en la que se empleen aceites de baño. El jabón debería limitarse solo a las zonas de los genitales, las axilas y los pies. Tras esto, resulta beneficioso aplicar cremas emolientes y secarse el agua sin frotar.
En caso de que el paciente, siga presentando brotes y afecciones, entonces deberá comenzar un tratamiento dermatológico. Éste consistirá en el uso de “corticoides suaves tópicos y locales que aliviarán el dolor e inflamación de manera rápida y, además, reestablecer una correcta hidratación de la piel combinando los corticoides con el uso de cremas emolientes o hidratantes varias veces al día”.
A la hora de detectarla, solo hace falta observar si el niño se rasca la piel y si ésta aparece enrojecida e irritada. Pero sí que puede resultar complicado distinguirla de una alergia a ojos de una persona no experta. Ante esto, se debe realizar un diagnóstico diferencial de la dermatitis atópica. En ningún caso debe automedicarse.
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